La zona libre existió en Ciudad Juárez a principios del siglo XX. Luego en 2007 se iniciaron análisis por Desarrollo Económico de Ciudad Juárez y COLEF. Para 2009 un grupo de empresarios impulsaron de nuevo el proyecto ante el gobierno de Felipe Calderón, quien dijo que le agradaba y estaba convencido de su viabilidad, pero que en el centro del País, lo bloquearían y por ende, ni siquiera la sujetaría a consideración. Luego Enrique Peña Nieto, la prometió en su campaña electoral 2011, e incumplió (peor, subió los impuestos). Hoy AMLO luego de prometerla en campaña, expone a México y EE.UU. que
cumplirá.
Lo cierto es que un tratamiento diferencial, en un País presuntamente democrático y republicano, no es bien visto. Las 2 grandes garantías legales que se aspiran aquí, son la igualdad y la certeza. Y la zona libre sin temporalidad, no abona a ninguna de estas.
Otras zonas del País pueden aducir razones para ser tratadas de tal forma. Las que menos tienen para estabilizarse. Otras que más por su potencial derrama para el País. La frontera, desde el punto de vista de AMLO, es para inhibir la migración a EE.UU. Para sus promotores locales, es para potenciar la economía regional de manera supra ordinaria.
Pero al final, lo relevante es conocer impactos. Lugares con Tijuana, Mexicali, Nogales y Ciudad Juárez al menos, están muy alejados del centro. COLEF en 2007, exponía que el consumo total en Ciudad Juárez era fundamentalmente de importación y solo una pequeña parte provenía del interior del País. Por ende, una zona libre en la ciudad, no afectaría al interior del País. El estudio debiese actualizarse, pero la expectativa es que resultará igual.
La zona libre con nulos impuestos, implicará sacrificio de ingresos gubernamentales de los menos obtenidos. Los impuestos a la importación aportan apenas el x% de los ingresos tributarios del País. Pero exaltarán los demás, al ejercer la actividad económica en el lado mexicano, incluso si bajan (como plantea el programa), como ISR e IVA. Este caso, como analogía, puede verse en la homologación de gasolina en la frontera, cuando PEMEX en 2002 decide sacrificar precio por volumen, provocando gananciales por creces.
(sigue 10a parte)
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