Las expectativas negativas para México, incluyen más que nada la posibilidad de que menos impuestos en EE.UU.A., bajen flujos de capital en inversiones establecidas y potencialmente por establecer; implica menor oferta de dólares y presiones al tipo de cambio, así como menor derrama económica e Inversión en el PIB.
Menos impuestos en EE.UU.A., atraería inversiones, principal oferta del Partido Republicano, para validar la reforma socialmente. Entonces, aspiran a sostener inversiones que hubiesen estado analizando salir y retraer las que se encuentran fuera de esa Nación de origen estadunidense.
De lograrse un efecto relevante en movilidad de inversiones, y dado que México depende al menos en 50% de su Inversión Extranjera Directa de EE.UU.A., con datos previos a la reforma energética mexicana, probablemente podría generar menoscabos en el flujo hacia México.
La reforma energética por sí misma brindará fuertes derramas hacia México, y el sector comercial, no se daña porque buscan obtener ganancias en el mercado mexicano de manera directa. Pero, la manufacturera sí podría tener problemas relevantes.
Por ende los análisis que el sector privado organizado formule para promover una reforma fiscal compensatoria en México, debe cuidar la cuantificación sectorial.
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