Opinión sobre el cambio de Secretario de Hacienda.
El cambio de
Secretario en la Hacienda Pública federal, era necesario desde hace mucho
tiempo. Si bien, el modelo propuesto por el Presidente y su equipo de trabajo
prevalecerá, también es cierto que el cambio implica cambios en la forma en que
se desenvuelve quien lidera las decisiones financieras gubernamentales.
El País
ciertamente no está en crisis, comparando los escenarios 1982, 1985-1986, 1995,
2001 ni menos 2008-2009. Sin embargo, es una nación que sus datos demuestran
grandes retos ante oportunidades que pasan y se van. Entre ellos el bono
demográfico, la inversión extranjera industrial, las positivas calificaciones
de crédito internacional, entre muchos etcéteras.
Se ha creído
que las reformas estructurales provocarían el repunte del crecimiento
económico. Lo cierto, es que llegaron 20 años tarde, y ahora seguimos con la
necesidad de otra u otras 2 generaciones de reformas estructurales, para actualizar
la infraestructura jurídica del País hacia las necesidades del Pueblo en el
siglo XXI.
El Dr. Luis
Videgaray Caso, fue probablemente uno de los principales impulsores de las
reformas estructurales. Comprendía a fondo su necesidad. Pero también a partir
de la querencia del poder, negó dichas reformas en épocas pasadas como diputado
y miembro del PRI.
Sin embargo,
su legado demuestra con más énfasis fallas y conductas prepotentes, que el
haber sido parte de cambios requeridos, desde hace mucho, en el País. El dejar
en constante decrecimiento a la Nación, bajas en las calificaciones de crédito,
endeudamiento "hasta el límite de lo razonable" (según Banxico), son realmente
sus legados.
El Dr. José
Antonio Meade Kuribeña ya fue Secretario de Hacienda en el sexenio de Felipe
Calderón. Funge como independiente partidistamente, esto es, un híbrido que se
percibe mejor socialmente; y sin ser parte de los grupos de economistas
reconocidos globalmente, es respetado por "el mercado".
Sin embargo, no se
perciben grandes cambios reales en el ejercicio hacendario para el resto del
sexenio. Sin embargo, el nuevo líder, deberá procurar llevar las riendas de la forma
menos intrusiva posible, considerando las condiciones generales de la economía
y el vigente sistema fiscal mexicano, que ya de por sí, está hasta en nuestras
cocinas.
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