La certeza es un bien altamente valorable en cualquier
mercado. El saber si hay infraestructura para realizar determinada actividad
económica, el saber cuántos impuestos se deben pagar por lograr determinados
resultados, el saber el alcance financiero de cualquier obligación, para lograr
un derecho, en fin, el saber a qué se enfrenta un agente económico en un
mercado, es algo deseable y que en realidad no siempre se recibe al 100%.
Por ende, la falta de certeza provoca volatilidad. Dicho de otro modo, la incertidumbre provoca que las decisiones de mercado sumen primas de riesgo, que cada quien asigna a su perspectiva, que juntas, sesgan la presunta trayectoria que debiese resultar de la actividad económica.
Vivimos en tiempos volátiles. Desde la gran recesión global de 2008, los mercados han trazado una trayectoria con más volatilidad que en otros tiempos comparables. Pero además se ha exacerbado, desde mediados de 2014, cuando la Reserva Federal americana inició comentarios alrededor de dejar de lado la política acomodaticia y acotar la liquidez que le brindó a los mercados desde finales de 2008, para contener la liquidez. Lo anterior, por medio de subir tasa de interés y dejar de recomprar bonos gubernamentales (acortar liquidez). Esta posición de la Fed, ha sido más impactante en la volatilidad, por la prolongada inserción efectiva, que por el propio recorte preciso de liquidez. En realidad, desde el inicio de los anuncios a mediados de 2014, hasta hoy, solo se ha subido una vez la tasa y por una cantidad pequeña (+25 puntos base en diciembre de 2015).
A ese tema central y de mayor peso, el alza en tasas de la Fed, la ha acompañado el sostenimiento de alta producción petrolera de la OPEP, la desaceleración de la economía China, la problemática financiera de naciones europeas (Grecia, Italia, España, Portugal, Irlanda, entre otros), el estancamiento europeo y japonés y la deflación en diversos mercados de commodities, provocando inestabilidad económica en países en desarrollo, entre otros. Y recientemente se sumó el tema de la elección presidencial en EE.UU.A.
Y para colmo, éste último tema ha influido en la volatilidad financiera global de manera expansiva. Y es que, en comparación con otras elecciones en el pasado, hoy se tiene menor certeza de lo que pudo significar otras propuestas de candidatos en la historia, respecto las del candidato republicano Donald Trump.
Y es que el candidato Trump, se ha dedicado desde el anuncio de su intención de participar en las elecciones internas del partido republicano, hasta el día de hoy, a expresarse de manera irracional ante cualquier tema, bajo la idea de que ser políticamente correcto, es incorrecto. Y que decir lo que se piensa, es lo correcto, aunque a otra persona, incluso en el mismo foro, le ofenda o dañe.
Pero, lo más destacable de la candidatura de Trump, no es lo grosero, racista, sexista, potencialmente dañino de su discurso y presuntas intenciones. Lo que realmente ha repercutido en la volatilidad global, es la falta de certidumbre que sus palabras exponen.
Como ejemplo, dice que renegociará el TLCAN, pero no cómo y menos qué partes. Se puede asumir que él, como empresario, y por ende con propuestas a favor del sector empresarial (americano, claro), no busca una cerrazón económica absoluta, sino en obtener ventajas para los agentes económico de su Nación (algo común en cierta óptica). Pero el problema es que no sabemos cuáles. Y entonces eso es, precisamente, lo que provoca temor en los mercados.
Igual con el tema del muro. Expone que el muro lo pagará México. Pero la única forma en que se garantice ello, es por medio de una guerra, cuestión radicalmente difícil, sino imposible. Por ende, tendría que buscar medios indirectos. Podría, por ejemplo, buscar cobrar impuestos especiales a las remesas familiares. Sin embargo, lo que va a ocurrir, es que, en lugar de usar el sistema financiero para su trasiego, se volvería a usar la tradicional forma de traslado en efectivo, usada más de los noventas hacia atrás. También comentó que con el déficit comercial que tiene EE.UU.A. con México, pero ese recurso es la suma de transacciones comerciales individuales, y se torna imposible rastrearlo de ahí. Quizá por impuestos al comercio exterior, pero imponerlos a los agentes exportadores mexicanos, implicaría que los agentes exportadores americanos los reciban por el gobierno mexicano, entonces pierdan mercado, algo que no permitirían dichos agentes americanos.
En fin, se destaca poco probable que pueda obtener el recurso de mexicanos. Y justificar ese gasto en el Congreso americano, donde por cierto no tendrá realmente una mayoría de apoyo a su gestión, se torna absurdo, pues el muro ni por error detendrá la migración ni las drogas. Vamos, es un tema eminentemente económico, que quiere ser inhibido con una pared. Pero mientras haya un mercado para mano de obra migrante y para drogas, seguirá habiendo una oferta, de donde sea.
Entonces, realmente no se sabe nada de cómo sería el ejercicio del poder de Donald Trump. Y precisamente es la razón de que el tipo de cambio esté alzado nuevamente, las bolsas de valores en general sumen 9 días seguidos a la baja, y haya demasiada incertidumbre en cualquier mercado.
Comparativamente, Hilary Clinton no representa la buena candidata con las buenas ideas. Incluso recurrentemente se ha dicho que a México le ha ido mejor con el partido republicano en el poder, que el demócrata, y que Clinton no ha expuesto buenas intenciones para el exterior en general y para México en lo particular. Pero donde ella gana a Trump, es que en la mayoría de temas ha sido asertiva en cuanto a expresar sus ideas, alcances y objetivos, brindando certeza a los mercados.
Incluso se puede decir que algunos temas son contrarios a los objetivos de algunos agentes del mercado, pero con certeza, se sabe qué esperar o incluso contra qué luchar. En el caso de Trump, finca una incertidumbre de tal magnitud, que deja en incapacidad de planeación y quizá reacción, a los agentes del mercado que llegasen a estar involucrados en determinado tema.
Por lo anterior y a un día de resolverse en principio el tema electoral, podemos plantear los siguientes escenarios generales de pronóstico. Se considera que la volatilidad, derivada de la elección:
- Cederá de inmediato, si Hilary Clinton gana con amplio margen y el mismo martes 8 de noviembre, se decreta su triunfo.
- Cederá en semanas y hasta el 20 de enero de 2017 (fecha de
entrada al ejercicio del poder del ganador), si Hilary Clinton gana por escaso
margen e incluso si la elección es recurrida judicialmente. Además, entre el
día de la elección y resolución judicial, el vaivén volátil se expandirá.
- Se disparará todavía más, si gana Trump, hasta que cada
acción de gobierno, quede en firme su aplicación, o al menos permita saber bien
a bien, el alcance de esa acción.
Las elecciones presidenciales americanas, son particulares, pues la decisión del ganador está en manos de representantes en el Colegio Electoral. Por ende, el voto ciudadano influye en el resultado en cuanto a que su resultado, arroje triunfos regionales y estos resultados se tomen por el Colegio Electoral, para tomar su decisión final. Por ende, si bien mucho de la volatilidad está marcada por la tendencia de los sondeos, donde Trump se ha acercado a Clinton, lo cierto es que la interpretación de cómo el Colegio Electoral decida, sigue estadísticamente favoreciendo a Clinton. Y por ende la expectativa sigue favoreciéndola a ella. Sin embargo, la moneda sigue en el aire, y hasta el martes por la noche tendremos información real para plantear si la volatilidad sigue y en qué magnitud.
Alejandro Sandoval Murillo
Desarrollador de Negocios
Solo Negocios