Según datos liberados recientemente por el INEGI, el estado de Chihuahua es la entidad federativa con el volumen de exportaciones más grandes de México. El año pasado nuestras ventas al exterior llegaron casi a los 50,000 millones de dólares. Para los que no lo saben, sí son 50 billones en inglés. Nuestro estado y otras 4 entidades, no es de sorprender que todas ellas sean fronterizas, concentraron la mitad de las exportaciones hechas desde México durante 2013. Estas cifras, dijo el titular del Instituto, dejan fuera a los sectores que tienen que ver con la actividad agropecuaria. En todo caso no es de esperarse que estas actividades alteren el mencionado ranking, ya que en México no somos precisamente una potencia exportadora de alimentos.
Pero cada vez que escuchamos las cifras de exportaciones vale la pena preguntarnos qué porcentaje de esos números realmente los estamos enviando nosotros, como mexicanos y como chihuahuenses. Es decir, qué tantas divisas se están realmente generando para nuestro país y nuestro estado gracias a esa gran actividad exportadora. Todos sabemos que la gran mayoría de esas exportaciones son generadas por empresas cuyo capital no es de origen precisamente local. Por ende, todos sabemos que la mayor parte de las ganancias no se quedan aquí.
Obviamente que el éxito de las compañías que establecen aquí sus procesos de manufactura es un aliciente para que sigan fluyendo las inversiones. Después de eso, nos quedan también los salarios que reciben los juarenses que trabajan para esas empresas en todos los niveles. La otra parte de la ecuación la conforman los ingresos que generan las compañías locales que dan servicio a esa grandes plantas de manufactura. En otras palabras la proveeduría local.
De hecho, el encadenamiento de las empresas mexicanas fue desde un principio uno de los principales objetivos, si no el más importante, del programa maquilador desde sus inicios. El tema sigue apareciendo en la exposición de motivos de las leyes y los decretos referentes al sector hasta nuestros días. No han sido pocos los esfuerzos, ni lo recursos destinados a impulsar el encadenamiento de las empresas mexicanas en los procesos de la maquiladora, sin embargo el porcentaje sigue, desde que tengo uso de razón, oscilando entre el 2 y el 2.5%. Según un análisis de la empresa Internova, Innovación y Desarrollo S.A. existen sectores específicos, como los relacionados con las artes gráficas, que llegan a un grado de integración de 7.4%, lo cual sigue pareciendo poco.
Seguramente no es la primera vez que lee sobre la importancia de la proveeduría a la maquiladora. El tema sigue teniendo la misma importancia y a pesar de ello hemos avanzado muy poco. El fenómeno es muy complejo, no es exagerado decir que en él intervienen cuestiones políticas a los más altos niveles. Lo que es evidente que el enfoque con el que lo hemos estado abordando no ha sido exitoso. Es vital buscar soluciones creativas y permanentes si queremos generar el desarrollo económico integral de nuestra región.